miércoles, 25 de mayo de 2011

REFLEXION ACERCA DE LA ENSEÑANZA DE LA HISTORIA

La Historia es una ciencia social que investiga, narra y analiza los hechos humanos sucedidos en el tiempo y en el espacio para comprender mejor los acontecimientos del presente, con una clara proyección hacia el futuro. Es una ciencia porque utiliza, en una forma sistemática, métodos y técnicas científicas para conocer el pasado. Es social porque el ser humano constituye el centro del proceso histórico. Además, es una ciencia que investiga, con la ayuda de sus ciencias auxiliares, los vestigios que la humanidad ha dejado en su vida a través de los tiempos. Y quien hace uso de la historia, narra y analiza los hechos acaecidos sobre la Tierra, en forma objetiva, fidedigna y clara. La Historia, sin detenerse en el pasado, explica el presente, satisface la búsqueda de identidad y responde a las incógnitas de los acontecimientos actuales como efectos del pasado.
La Historia, al descubrir las raíces más profundas, contribuye a configurar en nuestros estudiantes su identidad nacional y mundial. Y además de ser informativa, es eminentemente formativa. Con su estudio, estructuramos una formación integral, una visión amplia y crítica de nuestro mundo y de la realidad concreta, diseñamos una manera de ser, de pensar y mirar las cosas. El conocimiento de la Historia desarrolla en nosotros la capacidad de observar, analizar y criticar lo que sucede a nuestro alrededor, nos da la oportunidad de practicar valores inapreciables como la libertad, responsabilidad, rectitud, patriotismo y solidaridad. Las lecciones del pasado nos ofrecen esa inagotable riqueza de experiencias y vida ejemplar. Sin la Historia ignoraríamos cómo fuimos, por qué somos así y para qué estamos aquí.
Si los profesores de Historia nos sometemos a un examen de conciencia, vamos a poner en evidencia una lista considerablemente grande de equivocaciones frente a unos pocos aciertos. Y sin querer generalizar a todos los profesores, hay una mayoría significativa que sigue los esquemas tradicionales de enseñanza de esta ciencia. Con mucha frecuencia, nuestra preocupación principal ha sido a veces: cubrir los programas oficiales de Historia; exigir a nuestros estudiantes la repetición de fechas de memoria de ciertos acontecimientos, analizar aspectos biográficos de personajes importantes, mencionar muchos nombres de personas y lugares, y revisar textualmente circunstancias y acontecimientos de momentos históricos sin ninguna crítica personal. Si somos profesores de los niveles de Educación Básica, tomamos a la Historia como un requisito más y como una asignatura que no tiene mucha trascendencia, y en muchos casos, contribuimos a crear una "fobia" en contra del estudio de esta ciencia.
Nuestra visión debe cambiar para el bien de la educación; innovando con las nuevas tecnologías que tenemos a nuestro alcance, utilizando todos los recursos que las bibliotecas del aula y de la escuela promueven así como también dedicar un tiempo para la lectura de acervos actuales de historiadores como Francisco Martín Moreno  o de Morelos Canseco González donde se ve otra versión de nuestra histroria.

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